Grief
Finalmente hoy puedo hablar de ello sin que duela tanto. Hace un par de semanas perdí a Platón. Para aquellos que no lo sepan Platón era mi gato negro, gordo y chillón. Mejor conocido como Otemo por aquello de que era azotadísimo como un Emo y celoso como Otelo. Nanny Sand le puso asi y le quedaba muy bien. A Platón lo tenía desde hace poco mas de 7 años. Antes de él tenía a Sócrates y cómo buen divo se sentía sólo ya que yo viajaba con frecuencia a tierras del sur (lease Goma Rosa´s territory antes conocida como la ciudad blanca) y las últimas veces ni siquiera se levantaba del sillón y practicamente no comía - así que un compañero era justo lo que el divo necesitaba. Así llegó a mi vida Platón estaba anunciado en la veterinaria lo fui a ver y lo primero que hice fue voltearlo panza arriba para ver si en verdad era gato ya que la idea no era tener criadero de gatitos aunque por algún tiempo Platón fue el bitch de Sócrates. ¿Que por qué los nombres griegos? Pues muy sencillo estaba en mi etapa griega de estudiante de filos. Al principio Sócrates se cacheteaba al pobre Platón todo el tiempo pero con lo que no contaba Sócrates es que Platón aunque ñoñísimo y antisocial crecería para ser un gatote y Sócrates por más bello que fuera no podía competir ni con el peso ni el tamaño que alcanzó mi Otemo. Así que aún cuando Sócrates era sociable y encantador y el líder de ese par cuando jugaban a corretearse el juego terminaba en una hábil maniobra de judo de Platón. Después me mudé a Vancouver por tres años y por la premura no me los pude llevar. Mi padre se los quedó y mas me tarde yo en llegar a Vancouver que él en sacarlos de la casa a su famoso ¨departamento¨ el cual no era nada mas allá de una caja plástica forrada y con un techito para que se cubrieran del frío y la lluvia. Con el tiempo Sócrates hizo lo que todo buen hijo: Se consguió una novia y se mudó para no volver. Platón se quedó a esperarme. Tres años más tarde llegué con un corazón roto y un a gatita preciosa llamada Nanaimo que merece un post aparte así que no diré más que Platón dejó de buscarme. Nanaimo no estuvo con nosotros mucho tiempo México le cayó mal. Le dió hepatitis y falleció. Unos meses mas tarde intente mudar a Platón a la casa pero como estaba indignado conmigo sólo aceptaba que lo acariciara un poco y claro la comida. Mi querido Otemo tragaba como troglodita si hubiese sido naranja habría estado segura que era pariente de Garfield o algo así. Hace unos seis meses mi papá lo metió a la fuerza y en menos de un día ya abrías la puerta y ni siquiera se asomaba al patio. Se adapto rapidísimo a volverse un gato casero de nuevo claro que decían que era mi gato fantasma porque sólo unos cuantos pudieron verlo. Dicen que las cosas se parecen a su dueño pero es como siél hubiese absorbido toda la parte sociopata que muy pocos han alcanzado a ver cuando me pogo a distinguir entre persona y gente dicotomia de la que hablaremos en otra ocasión. En fin Platón ignoraba a mi padre por los pasillos de la casa y esperaba pacientemente a que llegara y cuando se quedaba afuera reconocía el auto de P a la perfección y pedía hmmm no DEMANDABA a grito pelado que le hiciera caso P en mas de una ocasión me dijo. -Creo que te habla tu hijo-
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