Caravanserai
Después de dejar Indiana Jones en el Blockbuster (sí, leyeron bien Indiana Jones me reí horrores de como los gringos encuentran unas ruinas Mayas en Perú pero bueno había que pasar una tarde familiar y sirvió su propósito mi padre se durmió y yo me reí bastante) seguí caminando por Álvaro Obregón. Comí un emparedado a pesar de tener mi bolso repleto de empanadas rusas y continué caminando a Caravanserai. Entré y pedí una tetera de ultravioleta. El salón estaba vacío y mi única compañía era un gato sentado en una silla de la mesa frente a mi. El gato se parece tanto a Platón (mi hermoso, antisocial y chillón gato negro) y miraba insistentemente por la ventana. La mesera vino con la mala noticia: No sé que problema con la aduana y unos tés detenidos entre ellos mi esperado y melancólico ultravioleta... algo más clásico un Melange no.1 (Earl grey y vainilla) tampoco. A revisar la carta y me encontré con mi nuevo favorito Mistinguette (té negro con vainilla y bergamota) perfumado dulce y delicioso acompañado de una deliciosa tarta de pera y almendra que contrastaba a la perfección con la frescura de la crema que acompañaba a la tarta. El dulce sabor de la vainilla en el té me invadió de nostalgia... A pesar de que muero por volver al trabajo una tarde como esa no la volveré a tener en meses. Y algo aún más melancólico fue el ver la silla vacía frente a mi. Normalmente aprecio el estar sola pero hoy si me hizo falta P. El lugar vacío se habría llenado de nuestras voces por nuestra charla interminable. Lo imaginé preguntándome de que estaba hecha la tarta y si un día de estos la prepararíamos... Le mandé un mensaje que sé no responderá. Así es P. El gato me miró un rato y salió a la calle. El salón se fue llenando poco a poco y risas y pláticas ajenas se intercalaban con mis pensamientos. Hora de partir.
1 comment:
Que buena onda con tus palabras sobre Caravanseraï, Visita su facebook, Un abrazo y que estes super bien.
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